
¡El Mago que se Reveló… y Nadie Pudo Taparlo!
Todo comenzó en el ya legendario año 2017, cuando un joven ilusionista decidió que era hora de dejar de hacer magia solo frente al espejo del baño y salir a conquistar escenarios reales. Y vaya que lo logró… porque ese mismo año recibió su primer premio oficial. ¿Dónde? Nada menos que en el mítico Bar Santiago Mágico, lugar de encuentro de mentes brillantes, barajas voladoras y espectadores con la mandíbula en el suelo.
El galardón no fue entregado por cualquier persona: fue concedido por los expertos del gremio mágico (y quizás uno que otro barman con excelente gusto por el ilusionismo). Fue entonces cuando se encendieron las luces, se corrieron los telones, y nuestro protagonista fue declarado oficialmente como la “Revelación del Año”. No porque se quitara la capa en público, sino porque literalmente la rompió en cada show.
Pero la varita aún tenía más sorpresas bajo la manga. A los pocos meses, cuando todos aún se preguntaban “¿cómo hizo desaparecer mi reloj?”, Santiago Mágico le entregó su premio más codiciado: ¡Mago del Año 2017! Un título que no se gana por arte de magia (bueno… tal vez un poco), sino por ganarse los corazones y aplausos de cientos de espectadores encantados.
Un reconocimiento avalado por profesionales del espectáculo, pero sobre todo, por un público que salió de cada show riendo, aplaudiendo y dudando de las leyes de la física.
Desde entonces, este mago no ha dejado de sorprender. Porque si algo sabe hacer bien (además de desaparecer objetos y reventar cerebros con sus trucos) es conectar con la gente, hacerlos reír, y dejarles una duda existencial:
“¿Era magia… o solo muy buen marketing con purpurina?”